Una de las facetas del directivo/a, equipo comercial, técnico/a o la del departamento de formación interna, es la de habla en público. Reuniones con colaboradores, clientes/as o proveedores/as.
Cada una de estas intervenciones tiene un objetivo; comunicar de manera eficiente y a veces, influir, convencer, motivar, enseñar. ¿Cómo se consigue algo así?
No estamos ante nada nuevo. Si nos transportásemos en el DeLorean, de la película “Regreso al futuro” a la Grecia Clásica, veríamos que la oratoria tenía como fin conseguir agradar al público o al auditorio, y persuadirlo.
Aunque las responsabilidades de un directivo/a, profesionales del departamento comercial, técnico/a o formador/a interno, van mucho más allá de una intervención en público, en ellas deja una imagen que puede agrandar, todavía más, su valía profesional y liderazgo. Pareciera que, hablar en público, es una disciplina al alcance de pocos como en la Grecia Clásica, que era consustancial a las personas con cierto poder, porque en la democracia griega los ciudadanos debían hablar bien ante la Asamblea y Tribunales. En los juicios no habían ni abogados ni fiscales, cada uno debía defenderse usando su palabra. Hoy en día es una disciplina que se enseña en la escuela en edades muy tempranas. Está al alcance de todos.
El poder de la comunicación no verbal en la oratoria
Hoy, como en la Grecia Clásica el orador necesita apoyarse para el éxito de sus intervenciones, en técnicas de oratoria persuasiva, conocer el impacto de su comunicación no verbal en la oratoria, disponer de una estructura de intervención para ofrecer a la audiencia un discurso impactante y persuasivo, saber donde están los resortes de la confianza personal al hablar en público, practicar las técnicas para controlar el nerviosismo al hablar ante un auditorio y mostrar la suficiente elocuencia para persuadir.
En la Grecia Clásica y después en Roma, tenían claras las cinco fases para la elaboración de un buen discurso conforme a las reglas de la retórica: Invención, disposición, Elocución, acción o pronunciación y memorización.
Hoy, la inteligencia emocional avala y profundiza estas fases, aportando herramientas emocionales que te permitan conectar con las emociones de tu público.
Cómo estructurar y presentar discursos impactantes
Tenemos muchos recursos en la actualidad para conseguirlo y los medios audiovisuales seguro que sorprenderían al mismísimo Marco Porcio Catón (234-149 a. C.), modelo del romano tradicional enemigo de la corrupción política y moral. Los primeros profesores de retórica en Roma fueron griegos, actuaban como tutores privados de los hijos de las clases privilegiadas.
Una de las principales escuelas en la Grecia Clásica era los sofistas. Según ellos, un discurso debía tener siempre la misma estructura:
Introducción. El inicio era muy importante y debía conseguir la simpatía del público. El establecer un terreno común o el uso de preguntas eran vitales para lograr una introducción efectiva.
Narración. A continuación había que exponer los hechos.
Argumentación. Datos, testimonios o argumentos que debían utilizarse para defender la tesis que se exponía.
Conclusión. Era algo más que un simple resumen… si bien, la base era la misma: recapitular toda la información que se había presentado. El objetivo de esta recapitulación era atraerse de nuevo al auditorio o tribunal.
Hoy, la estructura sigue siendo de vital importancia para contener las técnicas de oratoria persuasiva y sirve para ayudar al orador, a cumplir con los objetivos de su discurso. La estructura actual pone especial énfasis en la conexión emocional del orador con el público, el objetivo final, el de proceso y las herramientas comunicacionales son mayores que en la Grecia Clásica, no obstante, nos sigue sorprendiendo sus lecciones en esta área del conocimiento.
Dominio de las técnicas retóricas para influir en tu audiencia
Hoy sigue siendo importante influir cuando el orador toma la palabra y la inteligencia emocional nos permite practicar con herramientas concretas para fomentarla en el auditorio. Verás además como aumenta tu confianza personal al hablar en público.
Uno de los principales detractores de los sofistas fue Aristóteles, pregonaba el uso ético de la retórica. Según él, no era admisible utilizar el arte de la oratoria para defender una mentira.
Influir desde la verdad ante el auditorio. Aristóteles nos dejó tres procedimientos que buscaban persuadir a un auditorio: El carácter moral, la emoción y la elocuencia.
Bueno, a nuestro particular DeLorean de la película “regreso al futuro” parece que se le acaba el combustible para este artículo. Espero que la próxima vez que lo utilicemos sea para viajar al futuro y ver como triunfas en tus intervenciones en público con un discurso impactante y persuasivo.
